Si tengo que morir, moriré

SI TENGO QUE MORIR, MORIRÉ

Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días. Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino? Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo: Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayuna por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca. (Esther 4:11 RV60)

La Biblia relata la historia de Ester y Mardoqueo, dos judíos que vivían en Babilonia. La gracia de Dios estaba con Ester y ella llegó a convertirse en la esposa del rey Asuero. Uno de los dirigentes del rey llamado Amán adquirió poder y fama, él se dio cuenta del origen de Mardoqueo y con deseos malvados provocados por la envidia y los celos, promulgó una ley para matar a todos los judíos que quedaban en Babilonia. Pero siempre hay un revolucionario que se pone de pie por la causa y decide tomar los riesgos necesarios para cambiar la historia

Aunque Ester era la esposa del rey, la situación no era tan fácil para que ella intercediera por su pueblo, porque ella solo podía presentarse ante su esposo si él la mandaba a llamar. Es decir, la reina sabía que había riesgos en acercarse al rey sin antes obtener el permiso. Mardoqueo entendió que para ese propósito su sobrina había sido colocada en esa posición. El edicto era claro, ningún judío, ni siquiera ella se salvaría de la ejecución. Era necesario revolucionar y tomar acción para cambiar las amenazas.

Ester sabía que no porque estaba en el palacio del rey ella libraría su vida.  No porque estés en la iglesia, quiere decir que ya libraste tu vida, si tú no haces algo teniendo la autoridad del Rey (Jesús), si tú no te empiezas a revolucionar teniendo el conocimiento de la Palabra, mucha gente se va a morir allá afuera.

Cuando la reina Ester entendió que ni ella estaba segura, convocó a un ayuno para presentarse ante el rey en tres días, aunque no hubiera sido llamada. ¡Si tengo que morir moriré!   Ella entendió y abrazó la causa, descubrió que había un propósito al estar en ese lugar en la hora y momento oportunos.

Hoy Dios te está diciendo: te tengo en el lugar donde estás con un propósito, es tiempo de que revoluciones tu mundo y que empieces si es necesario a morir por la causa que Jesús vino a establecer ¡la salvación de la humanidad!

Una vez terminando el ayuno, Ester se armó de valor y se presentó ante el rey para abogar por su pueblo, los resultados de su valentía y determinación fueron muy buenos pues el rey le concedió la petición a la reina y el pueblo judío se salvó del edicto de ejecución.

Recuérdalo:

  • ¿Qué estás dispuesto a hacer o enfrentar para que los que te rodean obtengan la salvación eterna?
  • ¿Hay algún edicto del enemigo que debes de anular en oración para que la destrucción no toque a los tuyos?